Desde hace varios años, tengo el privilegio de trabajar con postulantes de las «Hijas del Espíritu Santo» enseñando inglés en Nigeria. Las experiencias que he vivido me han dado una buena razón para continuar en la profesión docente: ¡cada grupo que conozco es único! He tenido una serie de experiencias que me han ayudado a hacer cambios positivos en mi vida.
Cuando preparo mi plan de trabajo, siempre me pregunto: «¿Cuáles son las necesidades fundamentales de estas jóvenes en esta asignatura? ¿Cómo puedo ayudarlas en mi enseñanza para que se conviertan en mejores comunicadoras?». Escuchar, hablar, leer y escribir han sido siempre los objetivos que me han permitido alcanzar mi meta con eficacia.
Acoger postulantes francófonos e anglófonos en mi curso es muy interesante porque me permite recordar las etapas de mi formación postulante tanto en Nigeria como en los territorios francófonos y me ayuda a responder mejor a sus necesidades. A lo largo de mi enseñanza, sus capacidades de aprendizaje se han desarrollado, incorporando numerosas competencias morales, psicológicas, formativas y sociales. Al escribir redacciones, basadas en acontecimientos en los que se vieron físicamente implicados, les puse en contacto real con su personalidad, su entorno, sus relaciones socioculturales y otras realidades de la vida. En particular, les di la capacidad de comunicarse y de tener mejores relaciones humanas.
La solidaridad y las ganas de aprender inglés realmente aumentaron mi alegría y entusiasmo. Durante el curso, no hacía falta preguntar quién era un alumno de Burkina Faso, Camerún o Nigeria, ya que todos aprendían al unísono. El sentido del humor y el uso continuo de ilustraciones concretas también fueron útiles para tratar temas más difíciles. También fue interesante, a veces, utilizar otras lenguas para obtener más explicaciones.
Mi alegría y entusiasmo se vieron estimulados por un grupo del que era fácil aprender, un grupo muy dinámico y hábil en las actividades deportivas, la música, las representaciones teatrales, el amor por las diferentes culturas y otras formas de creatividad.
A veces, mi paciencia, comprensión, decisión, capacidad de escucha y muchos otros valores se ponían a prueba en el transcurso de mi labor docente. Conocer a los solicitantes me hizo ser consciente de la singularidad de cada persona, independientemente de su edad o idioma.
Siempre agradeceré esta oportunidad, que me dio el espacio que necesitaba para crecer.
Hermana Patience EFFIONG, HES. Publicado el 2 de junio de 2025