El 26 de abril, un grupo de Asociados de las Hijas del Espíritu Santo viajó a Taden, en Bretaña, cerca de Dinan, para seguir las huellas de los «Esposos caritativos» Claude Toussaint Marot (1675-1755) y Marguerite Picquet de la Motte (1681-1757), conde y condesa de La Garaye, y después las de las primeras Hijas del Espíritu Santo
Procedentes de la Orne, la Manche y 3 departamentos bretones, nos reunimos en el castillo de la Garaye, en Taden, en el mismo lugar donde Claude y Marguerite vivieron la mayor parte de su vida.
Al comenzar las celebraciones fúnebres del papa Francisco en Roma, entramos en comunión con la Iglesia universal y confiamos nuestra peregrinación al Espíritu Santo: «Espíritu de Dios, visítanos, Ternura del Padre y del Hijo…». Este canto nos acompañará durante toda la jornada.
Frente a las ruinas del castillo, la mañana se dedica a recordar la vida ejemplar de esta pareja que, hacia 1710, decidió renunciar a su vida de lujo para entregarse enteramente a Dios al servicio de los pobres.
Tras un picnic compartido en una gran sala de la casa rural La Garaye, partimos para seguir las huellas de las primeras Hijas del Espíritu Santo que vinieron de Plérin a Taden en 1729, en la casa del «Petit Bon Espoir» donada por el Conde y la Condesa. Tuvimos la oportunidad de visitar el lugar donde las hermanas del «Petit Bon Espoir» vivían y trabajaban con escolares, pobres y enfermos en su propia casa. Conocimos a la propietaria, gracias a la cual se han conservado los edificios de lo que fue una casa de retiro espiritual.
Para concluir esta emotiva jornada, rezamos y cantamos al Espíritu Santo en la iglesia de Taden, donde el matrimonio solía participar en los oficios dominicales con sus feligreses.
Después nos tomamos un tiempo para compartir entre nosotros, haciéndonos las siguientes preguntas: «¿Qué luz y qué llamadas he recibido hoy durante esta Peregrinación a las Fuentes? ¿Con qué me iré? » Muchos de nosotros pudimos expresar nuestro agradecimiento por este día.
Es justo decir que, al final del día, no éramos las mismas personas que cuando llegamos aquella mañana. La emoción que vivimos juntos, en el mismo lugar donde vivió esta pareja, nos hizo percibir la obra del Espíritu que obró en el corazón de Claude y Marguerite, a través de su vida entregada, el único camino que les parecía posible: el del servicio a los demás y el de compartir su fe.
Su lápida, a la salida de la iglesia, sigue siendo un recuerdo conmovedor de su presencia aquí.
Un agradecimiento especial a las personas que nos acogieron en La Garaye y Le Petit Bon-Espoir y nos abrieron las puertas de la iglesia de Taden.
Bernard Schoenhenz, con el Servicio de Archivos del HES.
Publicado el 2 de julio de 2025, aniversario de la muerte del Conde de La Garaye el 2 de julio de 1755,
fecha en la que se celebrará una misa en la iglesia de Taden.