Juliet y Theresa en Elven

¡Adiós! ¡Adiós! ¡Adiós! ¡Kenavo! ¡Kenavo! Con estas palabras terminó (con pesar) la estancia de nuestras dos hermanas nigerianas en nuestra mediana comunidad de Elven -una ciudad francesa situada en el departamento de Morbihan, en la región de Bretaña-.

 Durante tres días, tuvimos la alegría de compartir nuestras vidas con Juliet y Theresa. La visita de nuestras jóvenes hermanas africanas nos hizo mucho bien, y esta estancia quedará grabada durante mucho tiempo en nuestra memoria y en nuestro corazón, ¡que ha permanecido joven! … Su alegría de vivir, su disponibilidad, su amabilidad, su afán por conocer nuestra vida comunitaria, su voluntad de servicio y de adaptarse a nuestro ritmo, nos conmovieron de verdad; la dificultad del idioma no nos penalizó demasiado: Juliet hablaba muy bien francés y traducía al inglés para Theresa y viceversa.

Estos tres días pasaron muy rápido, demasiado rápido… El día 1 por la tarde, las acompañamos a Sainte-Anne d’Auray: desgraciadamente, el covid estaba de nuevo presente en nuestro EHPAD Lann Eol- Ker Anna y no pudieron conocer a nuestras hermanas mayores, ni entrar en el parque; sólo vieron el exterior. Eso sí, aprovecharon para visitar la Basílica y las tiendas de recuerdos… ¡y se dedicaron a hacer fotos! Volvieron encantadas y encantados: su alegría era un gozo para la vista.
El viernes por la mañana, se pusieron el delantal de cocina y prepararon una bola de mandioca de mandioca con pescado y una deliciosa salsa local: ¡habría que verlos ocupados en la cocina! Su alegría al dejarnos probar su cocina era evidente.

Por la tarde, les llevamos al mar en Damgan, una estación balnearia del golfo de Morbihan. Nos detuvimos en el puerto de Pénerf y visitamos su bonita iglesia: ¡qué más descubrimientos para ellos! En el muelle, admiraron los barcos pesqueros y turísticos… No se cansaron de hacer fotos ni de mostrar su alegría riendo y bailando. Descubrieron la ostricultura y, tras un baño de mar en la playa, recogieron conchas de ostras, caracolas marinas y algunos guijarros preciosos para llevárselos a Nigeria. La visita a la capilla de Kervoyal, con forma de barco invertido, les causó una gran impresión. A la vuelta, les encantó ver un molino de viento …. Iban de descubrimiento en descubrimiento, de foto en foto.

La última noche, preparamos con ellos una celebración de la misión del FSE. ¡Estaban llenos de imaginación y de profundidad espiritual!

¡La estancia de nuestras dos hermanas africanas nos permitió comprobar lo arraigadas que están en su cultura y cuánto aman a la Congregación! Gracias a las dos, Juliet y Theresa: ¡seguimos unidas a vosotras en la oración, y la Misión en el Espíritu sigue actuando!

La comunidad de Elven. Publicado el 8 de septiembre de 2023