Del 24 al 30 de agosto pasado, en Maroua, región del Extremo Norte de Camerún, donde se encuentra la Casa Viceprovincial de las Hijas del Espíritu Santo, vivimos con mucha emoción nuestra tradicional Asamblea.
Al llegar el día 24 al barrio de Galdima, en Maroua, la viceprovincia, en boca de la hermana Angèle, viceprovincial, dio una calurosa bienvenida a la hermana Olga, consejera general, llegada de Francia. También tuvimos la alegría de dar la bienvenida a nuevas novicias -cuatro procedentes de Burkina Faso y una de Camerún -, y de celebrar los cincuenta años de presencia en Camerún de la hermana Marie-Claire CHARRIERE… ¡Acontecimientos tan alegres como importantes que vivimos todas juntas!
Esta Asamblea fue precedida por el proceso de consulta para la elección de una nueva viceprovincial. A continuación, continuamos nuestra reflexión con la relectura de la Orientación viceprovincial del año pasado. Cada comunidad comentó cómo la había vivido concretamente: fue un momento rico en intercambios y sugerencias…
Con la hermana Olga, tuvimos la inmensa alegría de experimentar el proceso de nombramiento de la nueva viceprovincial, proceso que nos ayudó a echar una mirada realista al contexto de nuestra Unidad, a nuestras fortalezas, a nuestras limitaciones y, juntas, a expresar nuestras necesidades. Durante dos días vivimos intensamente momentos de oración, de discernimiento personal y en grupo, con el fin de orientarnos más hacia el futuro, escuchando al Espíritu Santo, no solo para nuestra viceprovincia, sino también para toda la Congregación. Vivimos el proceso de consulta en tres etapas: en primer lugar, se nos invitó a examinar las cualidades requeridas y lo que constituye la misión de una viceprovincia; a continuación, con la Palabra de Dios, dedicamos tiempo a la oración; y, por último, hemos examinado la realidad de nuestra viceprovincia con los diferentes retos, cambios e ideologías de nuestro mundo.
La hermana Olga volvió sobre las cuestiones de los abusos en todas sus formas, recordando el testimonio de una víctima de hace 60 años. Nos sentimos profundamente conmovidas y interpeladas sobre nuestras relaciones interpersonales en comunidad y en nuestros lugares de misión; tomamos conciencia de los abusos cometidos y sufridos. De ahí el deseo de llegar a «cero abusos» y de acompañar, apoyar y ayudar a todos (agresores y víctimas) a la conversión mediante el perdón dado y recibido. Que el Señor nos ayude siempre a tener sus palabras, sus sentimientos ante estas situaciones de la vida, para reconocer siempre en todos su imagen.
Luego llegó el momento de la celebración eucarística, en la que compartimos la alegría de la hermana Marie-Claire CHARRIERE, que celebraba sus 50 años de presencia en Camerún: ¡fue para nosotras como un bálsamo que reconforta después de un golpe de dolor! En su emotivo testimonio, la hermana Marie-Claire expresó su gratitud al Señor por el don de su vida, su vocación y la Congregación, agradeciéndole también los frutos de su trabajo a través de sus hermanas en la Congregación y de todos aquellos que la acogieron, con quienes vivió su misión en tierra camerunesa.
¡Una semana intensa! Cuando se les preguntó por sus impresiones tras esta asamblea, varias no dudaron en decir que daban gracias al cielo porque, al repasar los años pasados, se han logrado avances, aunque sean pequeños… ¡El Espíritu del Señor sigue obrando! «Reunidas por un mismo don…, Señor, haz que estemos siempre unidas a aquellas que, por ti, están asociadas a nosotras» (REGLA DE VIDA, art. 1).
Hermanas Christine MAÏDOKLE y Bertine BAYANG. Publicado el 14 de septiembre de 2025.